La pizza viene de Nápoles. Desde hace siglos, los napolitanos elaboran panes planos en hornos de piedra alimentados con leña. Los napolitanos se toman muy en serio "su" pizza y reconocen desde lejos su olor, sabor y consistencia característicos. En Sotto, en Amstelveenseweg y Roelof Hartstraat, se come pizza como mandan los napolitanos. En un horno de piedra alimentado con leña y a una temperatura de 485 °C, la pizza se hornea en 90 segundos hasta que se dora con un borde crujiente pero no duro. Cuando una pizza se hornea según la auténtica costumbre napolitana, se puede doblar sin que se rompa.